Por Mayte Josa
Adiós Layka, esta carta es para ti:
Quisiera recordar y compartir contigo momentos de tu vida.
Mes de diciembre de 1998.
Era domingo por la mañana, hacia un día espléndido, el sol relucía brillante, con intensidad, cuando unos familiares te vieron en un solar acompañada por unos niños de etnia gitana. Estos familiares te miraron asombrados al verte tan pequeña, y te recogieron con el permiso de los que te cuidaban. Sólo tenías dos mese edad.
Era domingo por la mañana, hacia un día espléndido, el sol relucía brillante, con intensidad, cuando unos familiares te vieron en un solar acompañada por unos niños de etnia gitana. Estos familiares te miraron asombrados al verte tan pequeña, y te recogieron con el permiso de los que te cuidaban. Sólo tenías dos mese edad.
No eras de alta cuna, ni eras de pedigrí, sino una perrita sencilla encontrada en un modesto solar en construcción, en las cercanías de San Valero, Valencia. Hallada en un montón de basura, entre latas oxidadas, roedores y cartones. Ahí estabas asustada y desvalida, esperando con anhelo, el consuelo y la protección integral de una honesta familia… hasta que al final la encontraste.
Cuando te miré por primera vez, te vi tan indefensa y frágil… que no podía resistir la tentación de besarte y cogerte entre mis brazos, para acariciar ese pelo descuidado, enredado y algodonado. Me acuerdo cuando corrías por el pasillo de casa, alborotabas a todos, sólo tratabas de divertiste, ya que te considerabas parte de la familia.
Eras juguetona y divertida, nos reíamos cuando te caías con torpeza y cuando hacías una de las tuyas… Cuando te miré por primera vez, te vi tan indefensa y frágil… que no podía resistir la tentación de besarte y cogerte entre mis brazos, para acariciar ese pelo descuidado, enredado y algodonado. Me acuerdo cuando corrías por el pasillo de casa, alborotabas a todos, sólo tratabas de divertiste, ya que te considerabas parte de la familia.
También pasaste por momentos duros, fue cuando murió tu primer amigo, Manolo. Estabas triste yo lo notaba porque te conocía… Tú también lo conocías porque sabías que te quería.
Recuerdo en tus fiestas de cumpleaños cuando lo celebrábamos con tu grupo de amigos en el PALAU DE LA MUSICA, ¡Qué bien nos lo pasábamos contigo!
Disfrutabas tirándote al estanque con tu mejor amigo “BRAY”, así lo llamaban. ¡Qué bien te lo pasabas!
Que feliz eras corriendo por los jardines del Turia… revolcándote por el césped mojado, y como arrancabas zarandeando esas flores y hojas frescas humedecidas que tenías a tu alcance ¡Te retorcías de felicidad, propio de tu edad!
¿Te acuerdas cuando compartíamos contigo las Navidades? ¿Cuándo poníamos ese gran árbol de Navidad y el Belén…? Cuántos destrozos hacías, pero aun así, te premiábamos con nuestro cariño.
En nuestros cumpleaños te hacíamos participar comiendo pequeñas porciones de tarta- de chocolate y nata- haciendo que te mancharas el hocico. Y las veces que nos mordisqueabas jugando con tus dientes de leche, pero veía que eras feliz... ¡Cómo lo agradecías…!
Recuerdo las veces que me hacías reír cuando estaba triste y desoladaCuando necesitaba una caricia tuya me lo dabas sin pedírtelo.
Cuando lloraba, me consolabas arrimando tu morro encima de mis piernas para que te tocara y desapareciera así mis penas, al final lograbas que me sintiera bien.
Cuando llegábamos a casa nos recibías como tú sabias ¡Cuánto nos querías!
Cuando te sentabas muy cerca de mí, me mirabas para ver si arrimaba mi mano hacia tu cabeza para que te acariciara; te tumbabas en el suelo y estirabas tu cuerpo esperando de nuevo mis caricias; de esta manera, lo conseguías. ¡Cuánto te gustaba…!
Eras una gran perra, y quisiera agradecerte esa compañía y ese apoyo incondicional que me dabas con tanto amor.
Como te acordabas de todos nosotros en los momentos difíciles: tanto en el dolor, como en las alegrías, porque siempre estabas ahí para todo. ¡Qué buena eras…!
Que mal lo pasabas en las fiestas falleras por el bullicio de la gente y las tracas. ¡Cuántas veces vi temblar tu cuerpo…!
Que privilegiada fuiste… por estar entre nosotros, por librarte de tanto psicópata que agrede, mata y abusa con total impunidad, con alevosía y premeditación a los de tu especie y seres indefensos como tú. Pero tú no sabías lo que era la ingratitud y la enemistad, porque no la conocías.
¿Te acuerdas de esos largos paseos- que anduvimos- por los parques con León y David? Estos niños que tanto adorabas, que por mucho que te molestaran, no tenías remordimiento ni rencores… siempre los perdonabas ¡Siempre leal con ellos!
Cuando suponías que estaban en peligro, corrías desmesurada hacia ellos para defenderlos como si fueran tus cachorros. Preferías sentenciar y arriesgar tu vida a la suya; esto te hacía destacar con ímpetu tu nobleza, por acudir raudo y veloz en su defensa ¡Qué fiel eras!
Te fuiste de mi lado un día, pero con la gran suerte de haber estado en el seno de tus nuevos progenitores Pilar y René, que te acogieron con mucho cariño ¡Qué suerte tuviste LAYKA, y que feliz fuiste cuando compartías los juegos con BLAQUI Y OTO… ¡ Qué bien os entendíais!
Ellos también te echarán de menos, por ese apego que tenían contigo; por esos ojos tan luminosos y brillantes que tenían cuando te fuiste el 7 del 12 de este año 2011, por la tarde.
Quisiera seguir escribiendo contando mas anécdotas tuyas, pero sé que nunca terminaría de escribir; por eso, dejo entre líneas estos recuerdos que nunca se me olvidarán. Pero dejo abierto un espacio para que los que te conocían bien, sigan recordándote y escribiéndote en sus memorias. Ahora sólo me queda despedirme de ti, pero no para siempre.
Despedirme, sí, como tú lo harías conmigo, con un adiós triste, desconsolado, agarrador, por una ausencia… por una larga vida que tuviste conmigo; por ese vacío que dejaste tan grande en mi corazón y de los que te querían, pero feliz por haber sido parte de tu vida.
Feliz, porque lo compartiste todo conmigo “Las alegrías y las tristezas”; por haber tenido una amiga como tú, siempre cariñosa, afable y comprensiva…
No se donde estarás ahora, pero seguro que estarás entre nosotros, mirándonos, contemplándonos, alagándonos, con tu mirada bondadosa, como siempre la tenías…
Adiós Layka, hasta siempre
Jamás te olvidaremos.
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